viernes, 22 de enero de 2010

Largos estudios para…

En los últimos dos años, el nivel de desempleo de los egresados de las universidades del país se incrementó por arriba de 2%, mientras que el nivel salarial promedio que alcanzaron los licenciados en 2009 fue de 7 mil 500 pesos mensuales, a pesar de que los universitarios tenían ocho años de educación adicional a los que tiene el resto de la población de México.

La Secretaría de Educación Pública (SEP) identificó 16 “carreras críticas con exceso de oferta de egresados”, lo que hace que se produzcan empleos con salarios más bajos y sean más fáciles obtener un puesto en esas áreas.

Son las carreras de contaduría, Administración, Derecho, Ingeniería Eléctrica, Ingeniería en Computación e Informática, Arquitectura y Urbanismo, Comunicación y Ciencias Políticas, entre otras, las carreras saturadas en las que se registrarán más de 135 mil egresados por cada puesto de trabajo.

En promedio, 55 de cada 100 egresados de las instituciones de educación superior del país trabajan en un área diferente a la que estudiaron, y se subemplean en quehaceres como taxistas, choferes de microbuses, taquerías o el comercio ambulante. En el caso de las “carreras críticas”, la SEP ha señalado que el nivel desempleo en el área de especialización pude llegar a 8 por cada 10 egresados.

El documento La educación superior: situación actual y perspectivas, de la subsecretaría de Educación Superior que encabeza Rodolfo Tuirán, establece diversos grupos de empleabilidad entre los universitarios.

Uno de esos grupos es el que forman aquellos que eligieron carreras cuyas expectativas de salarios son las más bajas de todas las profesiones, además de que el mercado laboral tiene escasez de contratación.

Son Enfermería, Turismo, Ecología, Nutrición, Historia y Diseño Gráfico las profesiones en las que los ingresos promedio mensuales se sitúan en rangos por debajo de los 2 mil pesos, equivalente al salario mínimo (mil 600 pesos), hasta alcanzar un máximo de 7 mil 500 pesos al mes.

Especializados, pero en el olvido.

En otro bloque se ubican aquellas carreras que por su alta especialización tienen una alta demanda, pero que no son apreciados en el mercado laboral como para obtener ingresos altos. Ahí se ubican Educación Física y Deporte, Teología y Religión, Artes Escénicas, Agronomía y Finanzas.

Quienes se especializaron en Ingeniería del Transporte Aeronáutico o Naval piloto, durante 2009 obtuvieron la mejor remuneración promedio del país, al obtener casi 16 mil pesos mensuales. Le siguieron los expertos en Ciencias Biomédicas, con 12 mil pesos, y los expertos en Economía, con ingresos por arriba de los 10 mil pesos.

A pesar de que el país se ha llenado de universitarios que se convirtieron en médicos, administradores, abogados, ingenieros civiles, eléctricos, actuarios e ingenieros mecánicos y textiles, son también las áreas para las que empresas públicas o privadas abrieron el mayor número de puestos de trabajo.

El alto número de egresados (de entre 45 mil a más de 135 mil) hizo que el nivel de salarios ofrecidos fueran de entre 7 mil 500 pesos y 10 mil pesos mensuales, lo que resulta insuficiente para algunos y optan por buscar otra opción de trabajo.

Los posgrados no ayudan
El estudio refiere que si además un licenciado o un ingeniero decidió hacer estudios adicionales de posgrados -lo que implica entre dos y hasta cinco años más de estudio-, los ingresos que obtuvieron en promedio al emplearse no fueron mayores.

Obtener un doctorado sí hizo que las posibilidades de ser contratado crecieran hasta un 75%, pero el salario promedio fue de 13 mil 250 pesos mensuales para ellos.

El ingreso promedio al mes de un técnico superior universitario, con dos años de estudio después del bachillerato, fue de 4 mil 967 pesos; el de un licenciado, 7 mil 497 pesos, el que obtuvo una maestría, 11 mil 208 pesos, y el de doctorado no llegó a 14 mil pesos.

En cuanto a prestaciones, el documento dice que tres de cada 10 técnicos superiores universitarios no recibieron ninguna, en tanto que 29 de cada 100 de quienes lograron un título de licenciatura no obtuvieron ningún tipo de apoyo de seguridad social durante su contratación. Aún cuando se presenta un título de doctorado, dos de cada diez no gozan de prestaciones.

FUENTE DE INFORMACIÓN:

El universal.

La educación, atrapada.

El balance de la educación en los tres años del actual sexenio es alarmante. Sin una política definida, los distintos niveles del sistema educativo operan conforme a sus particulares criterios, con la recurrencia de visiones chatas, ridículas a menudo y siempre autoritarias para determinación de sus principales directivos.

Desde 2007 hasta la fecha se ha creído que con la sola realización de múltiples evaluaciones pueden superarse las magras condiciones educativas de la mayora de la población, sin tomar las medidas necesarias para que los resultados de aquellas se traduzcan en mecanismos de cambio o superación. En 2008, Felipe calderón inclusive exigió a la entonces secretaria de educación rendir cuentas “mes tras mes” de los avances logrados a partir de esas evaluaciones. Pero eso no ocurrió.

Mientras tanto, los indicadores más conocidos revelan que tenemos uno de los peores sistemas educativos del mundo porque, aun cuando la mayoría de nuestros estudiantes de educación básica son capaces de identificar los conceptos mínimos requeridos –por ejemplo en lectura y matemáticas-, no pueden comprender ni analizar el contenido de lo que leen o procesan, como tampoco sus significado literario, estético, subliminal o abstracto. Señalan igualmente que la educación de alto nivel –que en México cuenta con alguna de las mejores universidades públicas del mundo, al igual que con excelentes maestros e investigadores- sigue siendo para una minoría: el 17% del grupo de edad escolar correspondiente.

Además, se sabe que durante estos tres años se ha mantenido la reducción de los recursos financieros destinados al sector; que los profesores no tienen ninguna perspectiva de mejoramiento de sus condiciones profesionales; que la infraestructura escolar está deteriorada; que el currículum es obsoleto y rígido, enciclopédico y memorístico; que se han propiciado la mercantilización educativa y el incremento de los precios de matriculación en escuelas privadas de baja calidad, con una oferta educativa que no cambia, y que se padece de una burocracia que vive a costa de mantener atrapado al sistema educativo, con aires de prepotencia y autismo. ¿Qué se ha hecho para cambiar estos indicadores que son el resultado de todo tipo de evaluaciones? Nada.

Cuando se dio a conocer el Programa Sectorial 2007-2012 de la SEP, Pablo Latapí Sarre expresó: El programa sectorial de este sexenio es una interminable exposición de propósitos sin diagnósticos, sin fundamentos conceptuales, sin articulaciones con el desarrollo histórico de cada problema (…) Parece que las autoridades privilegiaron cumplir con el cascarón técnico de la planeación y no tuvieron sensibilidad o tiempo para ofrecer una fundamentación del sentido de sus decisiones (…) ello decepciona”. El propio balance de Latapí fue contundente: no tenemos un programa educativo que cuente con una mínima densidad argumentativa; no s e definen actores responsables de las acciones propuestas ni se ofrece ningún elemento para juzgar sobre la viabilidad de las mismas, mientras los aspectos financieros casi no se abordan y quedan “sujetos a la disponibilidad de recursos” (enero de 2008).

Otros autores han calificado las iniciativas gubernamentales de “mediocres” e “incoherentes” como ocurrió con la llamada reforma “integral” al bachillerato (copia del modelo europeo de competencias, de homologación de créditos y de movilidad estudiantil), que fue inmediatamente rechazada por la UNAM y por diversos órganos colegiados de científicos y humanísticos. Al respecto, hasta ahora nadie sabe muy bien de qué manera se avanza ni con quién.

Asimismo, el tema de la investigación científica dio sus vuelcos… hacia abajo. En 2008, por ejemplo, se vieron las incapacidades de Pemex y de la Secretaría de Energía para modernizar sus componentes tecnológicos y desarrollar alternativas en los procesos de exploración profunda, o para impulsar fuentes de energía alternativas, porque en todo se pensó, menos en tomar acciones decididas para impulsar la ciencia mexicana en estos y otros ámbitos, como el de la influenza A H1N1, pese a los reclamos de la comunidad científica en 2009.

Y es que la prioridad máxima del gobierno federal ha sido refrendar la alianza entre las dirigencias del SNTE y de la SEP, en un ambiente plagado de escándalos sucesivos: la rifa obligada de autos de lujo, las maniobras represivas apara acallar el conflicto magisterial en Oaxaca, el desprecio a la muy larga huelga de académicos en la UNAM, los constantes roces y conflictos entre la Secretaría de Educación y la lideresa del sindicato por el control de la SEP, y los frecuentes disparates discursivos de ésta última.

Más graves aun que la frivolidad y el ridículo observados, han sido los resultados de todo lo anterior: que las tasas de desempleo más alarmantes se encuentren ahora entre los jóvenes y entre los egresados de la educación media superior y superior, y que se esté perdiendo el principal activo de una educación ciudadana amplia, de calidad, que propicie la producción y transferencia de conocimientos, ciencia y tecnología en beneficio de un desarrollo con bienestar. Esto, en medio de una crisis que no para y con los recursos más bajos para la educación en relación con años anteriores, que en 2010 alcanzarán apenas para que las escuelas y las instituciones puedan ir saliendo del paso mientras algunos recibirán dinero a manos llenas porque la educación se encuentra atrapada en su poder.

(APRO, Axel Didriksson)

Más vale pedir perdón y no permiso

Durante muchos años, el desarrollo de Cancún y de las zonas turísticas del norte de Quintana Roo estuvo regido por una máxima que los empresarios decían siempre con una sonrisa en los labios: “Más vale pedir perdón que pedir permiso”. Es decir, las cosas se hacían sin preocuparse por leyes, reglamentos, autorizaciones, permisos o licencias, y luego -ante una situación de hechos consumados- siempre había alguna manera de arreglar las cosas, ya fuera a base de compadrazgos o influencias políticas, de los consabidos sobornos, del pago de multas que por sus reducida cuantía resultaban casi simbólicas, o sencillamente porque las autoridades seguían la política de “dar facilidades” a los inversionistas. Es decir, prácticamente, dejarlos hacer lo que les viniera en gana.

Parece que el presidente municipal de Cancún, Gregorio Sánchez Martínez ha decidido aplicar esa máxima. En su obsesión por construir lo que pretende sea la gran obra de relumbrón, la llamada Plaza Bicentenario –de la cual se dice irónicamente que está concebida como avenida… como la avenida que lo llevará a la gubernatura-, ha decidido iniciar la construcción saltándose a la torera todos los impuestos legales que pudiera haber y todas las opiniones calificadas en contra.

Ya metió maquinaria para comenzar a derribar la arboleda en la zona, aunque no ha hecho los trámites para el cambio de uso de suelo, no cuenta con la autorización de la Semarnat –ni siquiera con la manifestación de impacto ambiental que exige la ley- y en el lugar hay especies de plantas protegidas por la ley.

Tampoco en el presupuesto de egresos para el próximo año, aprobado por el cabildo, hay una partida destinada a financiar la obra, que costará más de 200 millones de pesos. Todo lo que ha dicho es que “se irá pagando”, aunque sin especificar de dónde saldrá el dinero, lo cual se ha prestado a suspicacias respecto a la limpieza con que se manejan las finanzas públicas.

Ha desestimado también las opiniones del colegio de biólogos y el colegio de arquitectos. El primero pide mantener esa área arbolada y aprovechar para hacer un gran parque urbano, ya que Cancún tiene un gran déficit de áreas verdes –menos de la cuarta parte de la superficie por persona que recomienda las normas internacionales- y la destrucción de ese pulmón de la ciudad agravaría más todavía la situación. El colegio de Arquitectos, por su parte, ha hecho notar que la construcción de la plaza, con su catedral, su palacio municipal y otras edificaciones religiosas y gubernamentales, tendrá un grave efecto negativo sobre el entorno, desquiciará la vida de los habitantes de las zonas vecinas, ocasionará serios problemas de vialidad y transporte, y sobrecargará la infraestructura de electricidad, agua y drenaje, que no está proyectada para soportar las instalaciones que se pretende construir, sino para las necesidades normales de una zona habitacional.

Y, desde luego, los residentes de las manzanas circundantes serán gravemente afectados en su calidad de vida, pues de tener un tranquilo ambiente residencial, pasarán a vivir en un entorno de movimiento burocrático, comercial, oficina de todo tipo y negocios. Por lo tanto, ya sus propiedades se han devaluado, y lo peor del caso es que, con el argumento de que la zona dejará de ser habitacional para convertirse en comercial, el Ayuntamiento des recetará un aumento del impuesto predial a través de revaluación catastral.

Cancún está así, en peligro de perder la única gran área verde que le queda en el centro de la ciudad –y en la cual se proyectaba construir un parque recreativo y cultural-, y los únicos felices con ello, además del propio alcalde, son los miembros de la jerarquía eclesiástica, pues el proyecto de la Plaza Bicentenario fue hecho de tal modo, que el clero apropiará de 6,500 metros cuadrados de terreno, además del desde hace una década se le dio para edificar una catedral.

Juan José Morales (Impacto Ambiental).

jueves, 7 de enero de 2010

Un millón 250 mil infantes se encuentran sometidos a la explotación infantil.

REDES DE TRATA DE NIÑOS.



Los niños de zonas rurales se suman a la migración ilegal en busca de sueño americano, pero lo que comienza como una aventura para lograr mejores condiciones de vida puede convertirse en una ruta para engrosar las estadísticas de trata de personas, afirma un reporte de la Cámara de Diputados.

De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), detalla el documento, entre 980 mil y un millón 250 niños se encuentran sometidos a la trata infantil por la combinación de eventos que pueden ocurrir en la comunidad de origen, o en los lugares de tránsito y de destino. Pero “lo que comienza como migración puede convertirse en trata de personas”, alerta el reporte La migración infantil: un problema acuciante, elaborado por el Centro de Documentación, Información y Análisis (Cedia) de la Cámara y coordinado por el investigador Gabriel Mario Santos.



La investigación menciona que tan solo de enero a septiembre de 2009 fueron repatriados 21 mil 220 menores mexicanos de Estados Unidos. Trece mil 110 regresaron sin compañía y 8 mil 110 con algún familiar. De ellos, mil 782 tenían 11 años y 19 mil 438 entre 12 y 17 años. Según el informe, los hombres encabezan las estadísticas de migración (16 mil 552). Estas cifras demuestran un aumento considerable de la migración infantil.



La zona fronteriza entre Sonora y Arizona es donde más se recibieron menores durante 2009. En el caso del año 2008, las oficinas de Baja California reportaron el mayor número de niños atendidos. Los menores se convierten en un blanco de maltrato, explotación sexual, trabajo forzado y hasta encarcelamiento por su “inmadurez física y mental, el desconocimiento del idioma y de sus derechos, menciona el documento. “Los niños víctimas de trata se encuentran completamente a merced de sus empleadores o de las personas que tiene el control de sus vidas, lo que los expone a abusos sexuales, hambre, pérdida de libertad, violencia física u otras” alerta el cedia.

Mano de obra barata.



El estudio detalla que la trata infantil está vinculada con la demanda de “mano de obra barata, dócil y maleable”. El cedia advierte que en la agenda migratoria se debe incluir la vulnerabilidad de la que son sujetos miles de niños migrantes en condiciones irregulares y, sobre todo, los no acompañados. Considera que los desajustes macroeconómicos son un factor “detonante” de la migración, pues abren más la brecha entre naciones pobres, emergentes y desarrolladas: “La infancia representa el hilo más delgado de la madeja”.

Fuente de informaciuón:

El universal.