jueves, 22 de octubre de 2009

BRECHA SALARIAL



BENJAMÍN TAMAY MATÚ

Los trabajadores que desempeñan la misma labor o una equivalente para la misma empresa, en la generación de productos y servicios a precios globales en el mercado global, tienen que disfrutar de una remuneración equivalente.

Esta remuneración equivalente se considera un salario digno, el cual es un derecho humano.

Un salario digno provee a los trabajadores del Sur una igualdad de condiciones para que dispongan de la misma habilidad para satisfacer sus necesidades, en términos de alimentos, vivienda, ropa, salud, educación, transporte, ahorros y aun esparcimiento, en relación con los trabajadores equivalentes del Norte.

Dicho salario digno, se define en términos de las paridades de poder de compra (PPCs) según las definen el Banco Mundial y la OCDE.

La definición de salario digno de La Alianza Global Jus Semper es la siguiente: Un salario digno es aquel que, utilizando la misma lógica del Convenio 100 de la OIT, otorga "igual paga por trabajo de igual valor” entre el Norte y el Sur en términos de PPCs.

El argumento de un salario digno equivalente se sustenta en dos criterios:



• El artículo 23 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la ONU, en los incisos:


      a.Toda persona tiene derecho, sin discriminación alguna, a igual salario por trabajo igual.&


b. Toda persona que trabaja tiene derecho a una remuneración equitativa y satisfactoria, que le asegure, así como a su familia, una existencia conforme a la dignidad humana y que será completada, en caso necesario, por cualesquiera otros medios de protección social.


• El Convenio 100 de la OIT de “igual paga por trabajo de igual valor” que se aplica para la igualdad de género, mas aplicado en este caso para la igualdad Norte-Sur, utilizando como mecanismo las PPCs.



El poder de compra se determina utilizando las paridades de poder de compra (PPCs).



Las paridades de poder de compra (PPCs) son los rangos de conversión monetaria que eliminan las diferencias en los niveles de precios entre países.



Esto provee el salario digno equivalente que el trabajador del país en cuestión debería ganar para estar trabajador estadounidense equivalente a la par, en términos de poder de compra, a la calidad de vida material disfrutada por el.



Este es el salario homologado en términos de poder de compra.



De esta forma, la comparación entre el salario real vigente en el país en cuestión exhibe la brecha, en términos reales, entre el salario real actual del trabajador del país en cuestión y el salario digno homologado que debería de estar percibiendo para ser compensado en términos de PPCs.



Trabajadores equiparables en México y Brasil ganan sólo el 15% y 40%, respectivamente, de lo que deberían ganar para ser compensados a la par con sus contrapartes estadounidenses en términos de poder de compra.



Los trabajadores estadounidenses ganan $23,65/hora mientras los mexicanos y los brasileños ganan sólo $2,63/hora y $4,09/hora, respectivamente.



Ya que los costos de vida en términos de PPCs en México y Brasil son 73¢ y 43¢, respectivamente, por cada $1 dólar EEUU, los trabajadores manufactureros equivalentes mexicanos y brasileños deberían de ganar $17,24/hora y $10,20/hora, respectivamente, para disfrutar de una compensación equitativa en poder de compra.
La diferencia es la brecha salarial que los patronos perversamente se guardan para incrementar las utilidades.



Canadá, en contraste, está virtualmente a la par de sus contrapartes estadounidenses, ya que el salario nominal es 99,6% del salario equivalente necesario para estar a la par, con un PPC de $1,01 por cada $1 dólar EEUU.


En 2005, México continúa exhibiendo el peor salario real –sin mejora alguna– en paridades de poder de compra (PPCs), ya que tiene la mayor brecha de salario con EEUU (85%), cuando se compara a otras economías emergentes y frente a ocho economías desarrolladas. Es decir, un trabajador mexicano recibe un salario que sólo le permite alcanzar el 15% del poder de compra (calidad de vida material) de su homólogo en EEUU, por hacer el mismo trabajo en un producto que se venderá globalmente a precios globales.


• Aún en el caso de Brasil –la economía con datos disponibles de mayor similitud– su brecha es claramente menos dramática que en el caso mexicano (60%).


En los últimos 30 años, todos los países del G7, España y Sudcorea superaron, eliminaron o, al menos, experimentaron una muy significativa reducción de la brecha salarial homologada en PPCs con la de empleos equivalentes en EEUU. En dramático contraste, México transitó en sentido contrario. Es decir, en 30 años México aumentó la brecha de homologación de 70% a un dramático 85% con respecto a EEUU.


• Sudcorea, con un desarrollo muy menor al mexicano hace 30 años, redujo dramáticamente su brecha salarial, para ponerla a un nivel inferior al de Japón. En cambio, México aumentó la exclusión de gran parte de su población al mantener un mercado laboral con salarios de miseria y, en consecuencia, una ausencia de generación de demanda agregada.



Alemania sigue teniendo mayor poder adquisitivo que EEUU pero lo redujo de 31 a 17 puntos. Canadá ahora está a la par con EEUU.



Alemania, en 30 años, no sólo eliminó su brecha sino que aumentó significativamente su poder de compra, sobre el de EEUU –131 en 2004 y 117 en 2005. Desde 1985 su índice siempre ha sido superior a 100.

FUENTE DE INFORMACIÓN:

BANCO MUNDIAL 
OCDE 






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